Las calles de cada sede mundialista, están adornadas con los colores de los países participantes, excepto las de Montevideo. Alguien se las ha ingeniado para quitar todo símbolo o bandera ajeno a la selección uruguaya. Pero ni eso, ni el apedreo al ómnibus de la selección argentina importan ahora.
A pesar del intenso frío, propio de esta época del año, el estadio Centenario esta repleto. Es que, este es un tiempo muy especial, un súper momento de felicidad. Luego de 100 años, Uruguay vuelve a organizar una copa del mundo, y hoy es la ceremonia inaugural.
Los gigantescos sombreros, las mascaras, disfraces, los carteles, y los rostros pintados, pasan inadvertidos ante el estruendoso grito de “¡soy celeste!”. La alegría se desborda desde las tribunas hacia fuera del estadio, y se contagia a todo el país y el mundo.
Comienza en los parlantes la publicidad de los chorizos extra, que no pueden faltar en la parrilla, al vino blanco, al tuco, o al pan. A su término, el locutor pide que tomemos asiento y guardemos silencio. Todo esta por comenzar.
Las luces se apagan, y con los flashes de los papei-pod las tribunas parecen un cielo donde miles de estrellas parpadean. Todos quieren llevarse algún recuerdo de esta noche mágica. Algunos se están llevando las butacas nuevas recién instaladas.
Las transmisiones internacionales ya deben de haber comenzado. “¡Estas imágenes están recorriendo el mundo!”, hubiera dicho Kesman, pero hoy ya esta retirado, y la expresión normalmente refería a grescas en las tribunas o entre los jugadores. En estos momentos somos el ombligo del mundo, y no lo que habitualmente somos (que queda del otro lado y un poco más al sur).
Me pongo los auriculares. Quiero saber que están diciendo en la radio, pero solo se escucha de un oído. Muevo el cable junto al enchufe y logro un delicado equilibrio, en el que si alguna de las partes se mueve, perderé el ansiado sonido stereo. Siempre soñé el futuro como un lugar donde los autos volaban, había viajes interplanetarios, y a los auriculares no se le jodia el cable. Pero el futuro me alcanzó, y la realidad muestra que por ahora eso solo es ciencia ficción. Tal vez los nietos de mis nietos lo vean…
La pantalla gigante muestra números que comienzan una cuenta regresiva. A mi derecha, un niño con la camiseta de la selección, mira expectante. Con mi mejor cara de viejo sabio le digo: “¡prestá atención botija!, esto es histórico”.
El campo de juego se llena de humo blanco, que es atravesado por coloridos ases de luz laser. Se escucha una cuerda de tambores, que va apareciendo entre la bruma. Un DJ comienza a introducir sonidos electrónicos que se mezclan de forma armónica, mientras cientos de bailarines inundan el campo de juego.
Luego de varias pintorescas representaciones que contaban la historia de los mundiales, una enorme pelota de fútbol ingresa a escena. En una explosión de fuegos artificiales, la pelota se abre en forma de flor, y se convierte en un escenario. Dentro de la pelota se encontraba la bella cantante colombiana “Kashira”, y el grupo uruguayo de hip hop tropical “The Dark Kings of the Barrio”, quienes juntos interpretaron la canción del mundial: una extraña versión hip hop de “Frontera”, tema de Jorge Drexler. Sinceramente, una versión espantosa, pero que por alguna extraña razón les gusta a los jóvenes de hoy en día.
Cuando termino la canción, los bailarines fueron tomando partes y más partes de la pelota, hasta dejarla completamente desmantelada. Luego todos levantaron su porción de pelota, formando una gran pantalla donde se proyectaron las banderas de los países participantes, y la palabra “bienvenidos” en todos los idiomas.
Finalizado el show, ingresaron a la cancha el presidente de la FIFA Wayne Rooney, el presidente de la AUF Luis “Ronco” Lopez, el presidente uruguayo Washington Sebastián Abreu, y el Pato Celeste como la mascota del mundial. Se detuvieron en el centro del campo, donde abrieron un cofre plateado que contenía el preciado trofeo. Por el otro lado del campo ingresó Alcides Ghiggia, quien levantó la copa para mostrarla al público. Luego de estrechar la mano de los tres mandatarios, y darle un golpe de puño al pato, le fue colocada una medalla como reconocimiento a la inolvidable gesta del 50.
Dos señoras sentadas delante de mí comentaban que había dejado a su esposa de 45 años, y que se había comprometido con una muchacha de 21 años.
Luego de la ceremonia, el jolgorio volvió a las tribunas. El locutor anunció el cotejo inaugural: Uruguay vs Ghana. Dos selecciones que no volvieron a ser rivales desde ese extraño partido 20 años atrás, en el mundial del 2010. Los nombres y fotos de los jugadores uruguayos recorrían la pantalla gigante. Una selección con su base en el gran equipo de El Tanque Sisley, campeón de las ultimas dos ediciones de la copa Libertadores y Mundial de clubes. Con cada nombre que se mencionaba, aumentaba el furor en las tribunas. Todo el mundo estaba de pie, saltando, aplaudiendo, gritando, cantando. Y de pronto, un estruendo tremendo terminó la fiesta. La tribuna Ámsterdam se estaba derrumbando, y como piezas de domino fueron cayendo por partes las otras tribunas, hasta que el estadio quedó totalmente destruido. Fue la mayor tragedia transmitida en directo, al mundo entero, en HD y 3D.
Fue un plan complejo, muy caro, que necesitó del esfuerzo de todos, pero dio resultado. ¡Una nueva marca para el libro Guinness! ¡Uruguay pa’ todo el mundo!
El_Hincha
7 comentarios:
JAJAJA!!!! Ta bueno... Es que estaba viejito el centenario! :D
Saludos Dko.
Jejejejeje, Hincha, convidaaaaaa loco!
No convido... Tas' loco... con lo que cuesta...
Me gustó Ghiggia, que aguante el viejo no?
vivía para presenciar ese mundial...
ahora ya sé lo que pasó.
puedo descansar en paz
Muy bueno saludos!
que sal... sin palabras.
Muy bueno :)
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